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La historia del microondas

La historia del microondas

Seguramente no imaginamos una cocina sin microondas. Este aparato, capaz de reducir drásticamente el tiempo de calentar un vaso de leche de aproximadamente diez minutos a dos minutos, da mucho juego en lo que respecta al arte culinario.

Miembro destacado de la lista de los mejores inventos del mundo junto al fuego o las ruedas, es considerado el rey de la cocina con más de setenta años desde su invención, fruto de la casualidad. Allá por el 1946, el ingeniero Percy Spencer se encontraba realizando investigaciones con un generador de ondas de alta frecuencia y al entrarle hambre, noto que sus chocolatinas se hallaban derretidas.

Su cabeza no dejó de pensar hasta experimentar con huevos, incluso palomitas de maíz, algo que francamente no comeríamos con tanta asiduidad si no fuera por este aparato rectangular.

El primer microondas se empieza a comercializar en 1947 rondando los 5.000 dólares y con grandes dimensiones: 1.60 metros y 80 kilogramos de peso; difícil de trasladar debido a que funcionaba mediante la energía generada por unas tuberías de agua.

Pero no fue hasta el 1970 cuando comienza el auge, pareciéndose ya al microondas habitual y funcionando con electricidad. En España no llega hasta los años ochenta, pero con poca fuerza a razón de su alto coste, superando el medio millón de pesetas y sobre todo porque la población no consumía comida rápida y alimentos congelados.

Actualmente no falta en los hogares, empresas o restaurantes, y aparte de calentarnos nuestras infusiones, ya podemos cocinar con él desde huevos cocidos, tortilla de patatas, bizcochos, magdalenas, incluso las tradicionales pastas de té. Lo último, horno con microondas, función doble de la firma Bosch. Sorprendente.

Ver: La historia de la tónica

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