El banquete de bodas se ha convertido en el centro de atención tras el “sí, quiero”, y los detalles marcan la diferencia
El banquete de bodas se ha convertido, sin ninguna duda, en el centro de todas las miradas una vez que los recién casados se han dado el tan esperado “Sí, quiero”. De hecho, estos enamorados pasan a un segundo plano tan rápido como los invitados llegan a la finca, el hotel o lugar específico de la celebración y comienza a funcionar el complicado engranaje del servicio gastronómico del día.
Organizar un banquete de bodas no es sencillo, pero existen trucos para cuidar, con todo lujo de detalles, los gustos y preferencias de cada comensal, sin olvidar, por supuesto, a los propios recién casados. En realidad, estos serán los más beneficiados al seguir los consejos sobre qué debe incluir un buen banquete de bodas. Hay que pensar en diferentes aspectos: el presupuesto del que se dispone, cuántos invitados habrá, cómo y dónde elegir bien tu finca de bodas, los trajes, las invitaciones, las flores o el menú.
¿Calidad o cantidad?
Existen dos requisitos indispensables que todo banquete de bodas debe cumplir: calidad y cantidad. Por supuesto, no van ligadas, pero son igual de importantes.
Cuando hablamos de calidad, nuestras opiniones para con este concepto pueden ser muy subjetivas. Y es que un comensal puede adorar las elaboraciones más tradicionales, mientras que otro busca experiencias y sabores exóticos y diferentes. La balanza siempre debe estar equilibrada para ambos bandos, tratando siempre de apostar por todo banquete de bodas debe incluir en su organización, los cuales nunca fallan gracias a su amplio abanico de posibilidades.
Si hablamos de cantidad, el comensal siempre agradecerá saciar su apetito durante el banquete. Por ello, siempre se recomienda añadir ese plato de más o una proteína más potente, siempre que nuestra economía lo permita.
Las bodas se caracterizan por ser celebraciones alegres, festivas y enriquecedoras. Para ello, es indispensable crear un ambiente dinámico en cuanto a pases gastronómicos se refiere. El menú perfecto existe, y es aquel que cumpla con tus expectativas y gustos. En cuanto a estos pases anteriormente mencionados, pueden ser innumerables, aunque en todo menú de banquete de bodas suelen ser tres los indispensables:
El cóctel o aperitivo. Este suele ser el pase más desenfadado. La duración media suele ser de una hora y media o incluso dos horas, en función de si habrá o no banquete en mesa y, en caso afirmativo, cuántos pases en plato habrá.
El aperitivo suele estar formado por platos de ibéricos (jamón, lomo, chorizo, etc.) y estaciones de patés, quesos, planes y pequeños bocaditos gourmet. Además, desde hace unos años, las estaciones se han ido modernizando, y ahora podemos encontrar cocinados en directo, Candy bars, cócteles, sushi y mucho más.
Otra parte fundamental durante el cóctel será la bebida, eligiendo unos vinos apropiados que luego pueden valer para los platos principales. No podemos olvidar la cerveza y los refrescos y zumos para las personas que no beben alcohol, así como para los niños invitados. Tampoco se pueden olvidar las opciones para diabéticos.
El banquete. Una vez sorprendido a nuestros invitados, llega el momento de sentar a nuestros invitados. Como se ha dicho con anterioridad, dependiendo del tiempo de cóctel, suele haber un número de pases en mesa, y viceversa. Lo más común es que haya tres pases, pudiendo llegar a ser innumerables:
- Entrante. Este debe ser ligero, preferiblemente frío. Se puede optar por ensaladas o incluso sorbetes. Sin embargo, según temporada, también se podrá optar por entrantes calientes.
- Principal. Siempre debe optarse por elegir proteína. Carne o pescado. Por supuesto, siempre teniendo en cuenta las preferencias de los comensales, incluidos posibles menús vegetarianos o especiales. También se tendrán en cuenta las intolerancias y alergias.
- Postre. Lo más tradicional siempre ha sido un corte de tarta nupcial. Sin embargo, con la gran variedad y calidad en los postres que existen en los caterings, los novios suelen optar por un corte de tarta simbólico y agasajar a los invitados con algo más innovador: buffet de postres, helados y mucho más.
La re-cena. Este es un concepto bastante actual, pero que ha dado mucho juego dentro de los banquetes de boda. Tras un largo día o una larga noche de fiesta, baile y risas, los invitados vuelven a tener hambre y no hay mejor forma de alegrarles la velada que con un breve, pero contundente cóctel post-fiesta. Este suele ir más enfocado al divertimento y saciar esa gula que todo llevamos dentro: fritos, hamburguesas, perritos calientes o incluso churros o postres típicos de cada zona.
Como ya se ha dicho, cada banquete de boda es un mundo diferente, con sus pases de comida, sus platos seleccionados y su organización. Pero si hablamos de estándares, estos serían los pasos a seguir para conseguir un banquete de bodas de éxito. Ahora bien,, ¿cómo se organizado todo esto?
En los banquetes de bodas, lo primero que se nos pasa por la cabeza es la comida y la bebida. ¿Qué elegir para el cóctel? ¿Cuánto durará? ¿Carne o pescado? ¿Cuántos pases habrá?
Sin embargo, existen un sin fin de detalles que todo banquete de bodas debe incluir en su organización para que todo vaya como la seda y que hasta el último comensal pueda disfrutar cada segundo de la celebración:
- Protocolo en la mesa presidencial. La novia debe sentarse a la derecha (de cara a los invitados), presidiendo junto con el novio la mesa presidencial. A sus lados se colocan los padrinos y consortes, siempre intercambiando sexos, o personas especiales para ese momento tan especial. En la mesa uno se sentará la familia directa de la novia y en la mesa dos la ocupará la familia directa del novio.
- Escogiendo el menú. Para seleccionar el menú hay que tener varios aspectos en cuenta. El primero es la antelación, para saborear diferentes platos y opciones y no acabar eligiendo un catering deprisa y sin fundamentos. Otra parte importante es el orden del pase. El correcto es el siguiente: pescado antes que carne; quesos suaves antes que fuertes; y los platos principales nunca llevarán la mismas salsa. En definitiva, los sabores más delicados precederán a los más fuertes.
- Distribución de mesas. La mesa presidencial suele ser rectangular, ocupando tan sólo el lado frente a los invitados. Las otras mesas pueden ser redondas o rectangulares. En el salón moderno, la mesa presidencial se integra en el centro de la sala, pero sin diferenciarla del resto de mesas.
- La mesa presidencial. Como se ha dicho, la mesa presidencial suele estar integrada con el resto de mesas. Su posición en el salón suele ser al fondo y de cara a la puerta, de esta manera no se da la espalda a los invitados; o incluso en el centro del salón, incorporándose con el resto de mesas.
- Organizando a los invitados. A pesar de existir numerosas formas de mesas, se hablará de las más comunes: las mesas redondas. Estas favorecen la colocación de los invitados por familias o grupos y permite la fácil interacción entre los comensales. La desventaja es que ocupan más espacio.
Por último, a la hora de organizar a los invitados por mesas hay que tener en cuenta que su ubicación viene determinada por el parentesco de los mismos y contacto con la pareja. Además, los comensales no tendrán ni idea de dónde les habéis sentado hasta que lleguen a la celebración, y la mejor manera de hacerlo es a través de un seating plan.
El seating plan o plan de asientos consiste en un organigrama donde cada comensal podrá buscar su nombre, su mesa y con quién está sentado. La forma más simple y divertida será integrarlo con la decoración del resto de la boda para hacer de este organigrama un detalle más.
Los banquetes de bodas no son fáciles de organizar. Son muchos los factores que entran en juego y, sin embargo, suelen ser la parte más bonita y dinámica de la celebración. Un momento único donde disfrutar e integrarse con el resto de invitados para pasar un día inolvidable. Eso sí, no te dejes llevar por la improvisación: apunta los consejos, organízate y crear un banquete perfecto para ese día tan especial.
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