Raúl Coronado, bodeguero y enólogo de Coronado Vinos
En 2002, Casildo Coronado empezó un proyecto enológico que hoy sigue con el testigo de sus hijos. Apostó por variedades foráneas, poco conocidas en la zona de Cuenca donde se encuentra.
De este modo, Coronado Vinos y Bodega arrancó con una bocanada de aire fresco en La Alberca de la Záncara, con variedades tan exóticas como la ‘Gewürztraminer’.
Hoy cuentan con 25 hectáreas de viñedos y elaboran en los dos últimos años en torno a 35.000 botellas por vendimia, aunque tienen capacidad para 40.000 más. Actualmente, sus siete referencias están amparadas en la IGP Tierras de Castilla.
Manu Balanzino: El blanco Charcón Aromas no para de dar alegrías este año. Entre ellos, el premio otorgado por el Concurso de Vinos de la Diputación de Cuenca.
Raúl Coronado: Sí, la verdad es que el Charcón Aromas es un vino muy especial, es una variedad muy peculiar y, además de este reconocimiento en Cuenca, muy importante, llevamos dos veces el mejor Gewürztraminer de España. También muchos Bacchus de Oro (puede ser cinco o seis), pero, en definitiva, muchas distinciones para este vino que es ya muy conocido.
La variedad Gewürztraminer es una uva foránea que se ha adaptado perfectamente.
Si, la Gewürztraminer, por supuesto, no es una variedad autóctona. En Cuenca creo que estamos nosotros solos. Y hay muy poquito en Castilla-La Mancha. Nosotros la pusimos porque tenemos unas condiciones buenísimas, con una altitud de 900 metros en la parcela donde tenemos la viña. Esto hace que sea especial nuestro vino, que sea diferente, que tenga ese aroma tan característico, tan de verdad como es la Gewürztraminer. Son aromas florales e intensos. Es una pasada.
¿Cómo definiría el Charcón Aromas?
Es un vino diferente a cualquier blanco por el aroma que tiene. De ahí su nombre, porque el aroma es totalmente diferente a cualquier vino blanco. Es muy floral. También tiene algo de cítricos, de tropical e incluso de especiado. Pero, sobre todo, son los florales lo que le caracteriza, que recuerda a mucha rosa y azahar.
¿Y con qué maridaría este vino tan especial?
Los maridajes están hechos no por casualidad, sino para potenciar el sabor de la comida y el vino. En este caso el Gewürztraminer, al ser muy aromático, marida muy bien con comidas muy gustosas y especiadas incluso, como pueden ser asiáticas, que le vienen espectacular. Los arroces para mí también son un maridaje perfecto.
Además del Charcón Aromas, ¿qué otros vinos tienen?
Tenemos otro con la misma uva Gewürztraminer, que hacemos doce meses en barrica, incluso seremos de los poquitos que habrá con esa variedad con esa crianza. Siempre apostamos por algo diferente. Trabajamos la Petit Verdot y la Sauvignon Blanc, con crianza, que también son las otras dos variedades que tenemos. Hacemos también un vino joven de Sauvignon Blanc, un vino con crianza de Sauvignon Blanc y hacemos un vino especial de Petit Verdot, de 24 meses de Barrica. En total, siete vinos distintos.
La bodega empezó en 2002 con estas uvas tan características y con la que rompistéis esquemas en ese momento.
Pues sí, rompimos esquemas y nos impulsamos con variedades foráneas, variedades internacionales. En ese momento vimos que había mucho potencial en Cuenca, en nuestra zona, en La Alberca de Záncara. Estas variedades eran muy reconocidas, muy potentes de aroma, con unas características buenísimas. Vimos que ese potencial lo podíamos sacar con mucho rendimiento. Es una apuesta por estas variedades internacionales, que creo que nos está dando muy buenos resultados, porque incluso también nos dieron un Gran Bacchus de oro. Somos la primera bodega de Cuenca en conseguirlo. Son variedades que, con la climatología que tenemos, con las horas de sol, con el clima continental, es espectacular la maduración que hace.
¿Qué proyectos hay a corto y largo plazo?
Justo ahora vamos a poner viñedos nuevos, porque vamos a arrancar uno que ya tiene una edad. Y esto es una primicia, porque queremos poner la cariñera, que es la mazuelo. Una variedad autóctona, no de aquí de Castilla-Marcha, pero sí de España, que se adaptará también muy bien a nuestra zona. Con esta uva se hacen vinos más ligeros, más frutales, o sea, no con tanto cuerpo.
Desde que la plantas, hasta que puedas tener ese vino, pasa tiempo.
Sí, parece que el vino se hace solo, y empieza realmente cuando se planta la viña. Y después pueden pasar entre cinco y ocho años para tener vino.
La bodega es familiar y tiene el origen en su padre.
Sí, a mi padre, Casildo Coronado, le dio la locura, y al final, nos ha metido de lleno a nosotros. Somos tres hermanos (mi hermana no está en la bodega, pero también forma parte de la empresa). Además, tenemos trabajadores, por supuesto. Tenemos un encargado ya de toda la vida, que eso es muy importante también, de tener gente que se involucra, eso es importantísimo, eso es clave.
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