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El lenguaje criticado del vino

Desde el año 2004 llevamos estudiando con The Wine Academy of Spain y ahora con Chrand Management las tendencias del consumo en España, lo que piensan los jóvenes del vino y lo que ha ocurrido para que el las ventas hayan bajado tanto.

Foto: winestories.it

[Pancho Campo] Aquí tenéis algunas de los datos recopilados que de seguro a muchos de los implicados les “picarán”, me atacarán y me seguirán criticando pero es lo que hay, ahí están las estadísticas, los números y los estudios que apoyan mis conclusiones.

A los que dan caña y critican por defecto, acordaros que para curarse de una enfermedad lo primero que hay que hacer es admitir que se está enfermo.

Uno de los factores más importantes que ha evitado que los consumidores, especialmente los menores de 40 años, se entusiasmen con el vino es el lenguaje utilizado por los profesionales del sector, periodistas, sumilleres y escritores. El vino tiene un lenguaje muy técnico como cualquier otra actividad profesional pero que por desgracia se utiliza con demasiada frecuencia en catas, conferencias y artículos que van dirigidos al gran público. Además del lenguaje técnico hay una terminología muy peculiar utilizada sobre todo por sumilleres y escritores para describir colores, aromas y sensaciones. Estos descriptores suelen ser nombres que el consumidor encuentra muy esnob, complicados y que cuesta relacionarlos con un producto que tiene como principal función el dar placer y acompañar la comida.

Esta es la principal razón por la cual las redes sociales, internet  y los blogs no están teniendo un gran impacto en la mejora del consumo o en despertar el interés de la gente más joven. La utilidad de internet es indiscutible y gran parte del futuro del sector pasa por la buena utilización de Facebook, Twitter, Linkedin o Google. Lo que sigue fallando es el mensaje y la forma de comunicar.  La mayoría de los que ahora se han convertido en blogeros o las redes sociales son los mismos que antes tenían una revista o una columna en un periódico y que han quebrado o les han echado por falta de anunciantes o de suficientes lectores. O sea, los mismos perros pero con diferente collar. Si ya eran aburridos en el papel impreso ahora siguen con la misma cantinela pero en formato digital y con un agravante, internet está al alcance de miles de personas. Una revista la compras solo si te interesa el vino pero en internet las posibilidades de que te lea cualquiera son infinitamente más grandes con lo cual el daño puede ser considerable si se hace mal.

Otro punto flojo que nos han comentado los entrevistados es que no solo el mensaje es aburrido sino que la imagen que proyecta el sector no entusiasma a los potenciales consumidores. Dicho por muchos de los entrevistados, que eran en su mayoría jóvenes empresarios o estudiantes universitarios, y cito literalmente: “la gente que hace catas de vino es un poco presumida, están gordos y tienen los dientes negros”. Este fue un comentario de varios jóvenes de los que entrevistamos, quienes también nos decían que en el mundo del vino no se conocen personas carismáticas como Arguiñano, Arola o Gordon Ramsey en la cocina. También se nos comentó que las catas y los eventos del vino son aburridos, demasiado formales y llevados a cabo por gente sin carisma ni poder de comunicación, sentados detrás de un montón de copas y hablando con la jerga antes mencionada.

A continuación os menciono algunos de los términos y puntos más criticados por los consumidores entrevistados:

1. Escupir en las catas

2. Respiración retronasal

3. Apariencia física y la presentación

4. Datos que no interesan en una cata

5. Algunas sensaciones que no agradan o confunden

6. Algunos aromas y colores que no gustan

7. Algunos términos técnicos que no gustan o no se entienden

¿Haces catas a menudo? Cuéntanos tu opinión.

P. D. Recuerden que estamos en Twitter: @gourmetjournal y Facebook.

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