Cortijo de Pozoancho presenta un virgen extra que reivindica historia, territorio y paisaje a través del zumo de la variedad hojiblanca
En la Vega de Antequera, donde el horizonte se dibuja con cal, piedra y hileras de olivos que parecen avanzar desde tiempos remotos, nace Acilia, el nuevo aceite de oliva virgen extra de Cortijo de Pozoancho. Un AOVE que no solo procede de una tierra con memoria: la interpreta, la eleva y la transforma en un relato líquido.
El nombre del aceite conecta con una figura histórica singular: Acilia Plecusa, una mujer nacida en la cercana ciudad romana de Singilia Barba que logró ascender desde la esclavitud hasta convertirse en matrona respetada en la Bética. Su tumba, hallada en la zona y hoy reproducida en el museo de Antequera, es testimonio de una vida excepcional que atraviesa los siglos. Ese espíritu —el de la resiliencia, la dignidad y la permanencia— impregna el proyecto y se hace visible en cada botella.

Un paisaje que habla
En Pozoancho, las estaciones no pasan inadvertidas: se quedan grabadas en los surcos, en la luz y en el aire denso de hierba fresca. El equipo de la finca ha recuperado un olivar centenario aplicando una agricultura consciente, pausada y precisa, donde el respeto por el territorio marca el ritmo del cultivo.
De este trabajo surge un hojiblanca de perfil profundamente ligado al entorno. A la vista, se presenta limpio y brillante; en nariz, ofrece un frutado verde intenso con notas de hoja de olivo y hierba recién cortada. En boca avanza desde una entrada dulce y sedosa, evoluciona hacia un picor elegante y persistente, y se despide con un amargo delicado, equilibrado y emocionante. Un aceite que permanece y que, sobre todo, emociona.
El origen como compromiso
El proyecto de Cortijo de Pozoancho se organiza alrededor de una idea clara: cultivar desde el respeto y la verdad. La finca, un enclave agrícola con siglos de historia, avanza en un proceso de recuperación de cultivos —principalmente pistacho y olivar— bajo un modelo sostenible y profundamente arraigado al territorio.
“Acilia representa lo que defendemos: un origen que no se fuerza, se escucha; un producto nacido del tiempo cuidado y de un paisaje auténtico que merece ser honrado”, explica Paco García, responsable de desarrollo de marcas en Cortijo de Pozoancho y creador conceptual del AOVE. En su trayectoria, García ha sido un impulsor constante del producto local y de un modelo gastronómico que reivindica la identidad agrícola del territorio.
Acilia llega en formatos gourmet y con una producción limitada, pensada para restauración, tiendas especializadas y amantes del aceite que buscan origen, historia y autenticidad en cada matiz. Un virgen extra para quienes buscan relato y pureza.
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