La bodega Pago del Cielo concentra en un vino de altura las noches de la Ribera del Duero
En las noches frescas de la Ribera del Duero, donde los viñedos más altos rozan el firmamento, la uva tempranillo encuentra el sosiego que el calor del día le niega, concentrando así todo su sabor y aroma bajo una bóveda de estrellas. Es en el corazón de esta denominación de origen donde se ubica la localidad vallisoletana de Fompedraza, en la que se asienta Pago del Cielo, una bodega a 895 metros sobre el nivel del mar. La mágica conexión entre las viñas y la constelación estelar en la recolección nocturna dan como resultado Celeste Crianza, el primer Ribera del Duero de la familia Torres.
Opulento y brillante, Celeste Crianza es un tinto generoso en expresión frutal, con cuerpo voluminoso y firme estructura. Fue el primer vino de la gama de Pago del Cielo, que elabora también los tintos Celeste Roble y Celeste Reserva, convirtiéndose en el buque insignia de la bodega dirigida por el enólogo Juan Ramón García. “Durante los más de diez años que llevamos en Ribera del Duero, hemos mantenido una estrecha relación con muchos viticultores de la zona. Esto nos ha permitido adquirir un buen conocimiento de esta tierra e identificar las parcelas capaces e producir los mejores vinos. Para nosotros, la calidad de los vinos se forja en la viña, más que en la bodega”, explica el enólogo de Celeste.
Cien por cien tinto fino (tempranillo), Celeste Crianza refleja el carácter del territorio extremo del que procede, mostrándose como un tinto opulento, con mucha fruta, cuerpo y color. El vino reposa durante 12 meses en barricas de roble francés y americano y otros 12 meses en botella antes de salir al mercado.
Celeste Crianza atesora frescura, emoción e intensidad. Sus características tánicas lo hacen el acompañamiento ideal de gran variedad de recetas de carne como, por ejemplo, el solomillo Wellington, el pavo con frutas silvestres, confitado o relleno o la pluma ibérica con salsa de cereza picota, entre otras. Asimismo, acompaña a la perfección platos más ligeros como los boletus edulis salteados, la quesadilla vegetariana con Hoja Santa, la berenjena rellena con parmesano o la lasaña de verduras y piquillos rellenos. Pero Celeste Crianza también es un vino estelar en las reuniones sociales y en los encuentros y celebraciones familiares, así como en esos momentos en los que la felicidad procede de las pequeñas cosas, compartiendo y disfrutando de una buena copa de tinto.
Celeste es una metáfora de la cercanía entre el vino y las estrellas que inspira su etiqueta, donde aparece dibujada la situación de los astros justo durante la vendimia de septiembre. Del mismo intenso color azul de la emblemática etiqueta, se presenta el estuche metálico y cilíndrico que envuelve Celeste Crianza 2015. La reproducción de la bóveda celeste que vigila el nacimiento de este tinto, coronada por una brillante estrella plateada, confiere al pack un aspecto muy navideño que lo convierte en un regalo ideal para estas fiestas.
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