Llega el verano y los cócteles inundan las cartas y las barras de la costa. Martini, Margarita, Mojito o Bloody Mary buscan su hueco en el paladar de los comensales.
Esta nueva tendencia está tomando las copas de los establecimientos en busca de una nueva fusión: cócteles con gastronomía.
Tradicionalmente se conoce el maridaje entre vinos y alimentos, pero poco a poco la coctelería se ha ido abriendo camino. Ahora, es un componente que ayuda al aumento de la rentabilidad y que completa una experiencia para el consumidor.
Dentro de las numerosas combinaciones posibles, podemos destacar algunas de las reglas generales que debemos seguir para combinar nuestros cócteles.
- Un cóctel ácido puede maridar muy bien con una comida grasa, cuanto más dulce sea la comida más bajará el nivel de acidez del cóctel.
- Un cóctel muy alcohólico no debe maridarse con comidas muy ligeras porque corremos el riesgo de que no sepa a nada. Por eso se recomienda para este tipo de graduaciones, comidas con mucho cuerpo y de digestión lenta.
- Los cócteles dulces maridan perfectos con comidas dulces, reforzando ambos los sabores, y según que cóctel pueden equilibrar comidas ligeramente saladas.
- Un cóctel seco se recomienda para equilibrar comidas con alta contenido en grasas.
En el maridaje con cócteles, juegan un rol muy importante las salsas. A través de ellas, encontramos el hilo conductor que una el cóctel y la comida, llevándolos a una nueva dimensión en la que los sabores explosionan.
Se abre la puerta a un mundo lleno de imaginación, color y creación. Los restauradores asumen una nueva meta: generar una experiencia para el consumidor en la que el juego entre lo visual, el ambiente, la mezcla de sabores y la relación con los aromas, los sorprenda.