La cocinera francesa es la única que cuenta con tres estrellas Michelin. Además de regentar con éxito dos restaurantes, Pic dirige un albergue, una bodega, una fundación y prepara la apertura de un servicio de comida preparada.
Anne-Sophie Pic. | Philippe Merle
Acumula los éxitos a tríos, aunque en esa vitrina repleta de trofeos disfruta de una reconfortante soledad. Y es en ese aparente aislamiento donde reside su mayor triunfo, lo que le hace especial. Anne-Sophie Pic única dentro de la cuisine française. Esta chef es la única mujer con tres estrellas de la Guía Michelin, la única restauradora en lucir la Orden Nacional del Mérito, las Artes y las Letras y ahora también la única embajadora francesa en la escena culinaria internacional.
Su excelencia ha traspasado las fronteras patrias y la cocinera de 41 años acaba de ser nombrada mejor chef del mundo. La restauradora de Valence ha recibido el prestigioso galardón Veuve Cliquot 2011 San Pellegrino, un certamen que premia a los 50 mejores restaurantes del mundo y que este año ha creado un nuevo galardón para la mejor cocinera del globo.
“Es gratificante, aunque este reconocimiento me mete aún más presión”. Esta fue la reacción de la homenajeada tras recoger el galardón. En este ránking de los mejores chef, la francesa compartió podio Juan Mari Arzak, que recibió un premio por toda su trayectoria.
Infancia entre fogones
A pesar de su don con la cuchara, la francesa ha forjado su carrera a fuego lento. Se crió entre pucheros, pero le costó reconocer su evidente talento. De hecho, la prometedora chef se formó como autodidacta, lejos de libros y de escuelas de restauración. De abuelo y padre cocineros, descubrió los secretos de la cocina en el antiguo restaurante familiar Maison Vic.
Este establecimiento fue creado en 1891 y regentado por las distintas generaciones Pic. Su abuelo y su padre lucieron las tres estrellas. Pero Pic se empeñó en luchar contra sus genes. Tras fantasear con la moda, al final se decidió por los negocios y cruzó el charco para estudiar Empresariales en Nueva York.
La ilustre restauradora se formó en el Manhattan Institute of Management de Nueva York, en la Internacional Management University of Asia (Tokio) y en el Instituto Superior de gestión francés. Tras varios años de trotamundos se rindió a su destino. Su primera intrusión seria en la gastronomía profesional llegó en 1992 aunque, tras la muerte de su padre, decidió casarse con la cocina y tomó las riendas de Maison Vic.
Los inicios no fueron fáciles –el establecimiento había perdido la tercera estrella Michelin–, pero la restauradora tardó poco en convertirse en la nueva esperanza culinaria de la cocina francesa y en recuperar la medalla de la guía roja que le había sido arrebatada a su padre.
Mujer al mando
Hoy la capitana general de la gastronomía gala dirige dos restaurantes, un albergue, una bodega, una fundación y pronto abrirá un servicio de comida preparada. Además es jefa a distancia del restaurante Beau Rivage Palace, en Lausanne (Suiza), que cuenta con dos estrellas del prestigioso libro gastronómico.
Tras décadas de trabajo, reconoce que la patata más difícil de pelar ha sido la lucha por abrirse camino en un mundo machista. “Muchos me han herido, me han dicho que yo no tenía nada que hacer en este mundo. Pero la cocina se ha feminizado, se ha hecho más delicada. Poner flores en un plato hubiera sido impensable antes”, aseguró al diario Le Parisien.
Pic practica una cocina sin arrogancia. Su manejo de los hornos es un reflejo de su personalidad. La restauradora apuesta por los productos sencillos, los platos creativos, sí, pero simples y sin aspavientos. Y reivindica la existencia de un paladar femenino: un toque de color, un punto de acidez y un gusto dulce.
“Se trata de intentar dar placer y de transmitir las emociones que nos emanan”, explica. En este sentido, rechaza la idea de cocinar para dar placer a los guías. Y si en el trabajo practica la paridad –en Maison Vic trabajan 11 hombres y 9 mujeres–, en casa deja a su marido al mando. En casa del herrero…
Cocineras en altas esferas
En la cúpula de la gastronomía cinco estrellas la presencia de mujeres es bastante escasa. La Guía Michelin sólo cuenta con 13 mujeres, frente a los 558 chefs galardonados, y sólo una de ellas cuenta con la máxima gloria. Es más, hasta 1997 la institución francesa Maîtres Cuisiniers de Francia prohibía el acceso a las mujeres.
En 2001 el organismo denegó el acceso, por no poseer un diploma de la escuela de hostelería, a la hoy reconocida como mejor cocinera del mundo. En España también es difícil encontrar cocineras reconocidas en las altas esferas. Carmen Ruscalleda es una de ellas. La catalana es la única española con el triple reconocimiento de la Biblia de la gastronomía.
Fuente: Raquel Villaécija para Expansión.com