El microondas, el rey silencioso de la cocina

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Este invento cambió la forma en que cocinamos, comemos y pensamos la eficiencia en la gastronomía

Pocos inventos han transformado nuestra relación con los alimentos tanto como el microondas. Miembro destacado en la lista de los grandes inventos de la humanidad, este aparato rectangular, a menudo subestimado, es hoy un pilar en cocinas de todo el mundo. Desde hogares hasta restaurantes, el microondas ha pasado de ser un simple calentador de sobras a una herramienta de cocción versátil y sorprendentemente precisa.

Todo comenzó en 1946, cuando el ingeniero Percy Spencer, mientras trabajaba con un generador de ondas de alta frecuencia, notó que las chocolatinas que llevaba en el bolsillo se habían derretido. La curiosidad científica hizo el resto. Pronto experimentó con huevos —que explotaron— y con palomitas de maíz, marcando el inicio de una revolución culinaria que pocos imaginaban. El primer microondas se comercializó en 1947: medía 1,60 metros, pesaba 80 kilos y costaba cerca de 5.000 dólares. Funcionaba con energía generada por tuberías de agua, lo que lo hacía más apropiado para laboratorios que para cocinas.

Desde calentar hasta hornear bizcochos

Hoy, el microondas está presente en casi todos los hogares, oficinas e incluso cocinas profesionales. Y no solo para calentar infusiones o descongelar pan. Podemos cocinar desde huevos cocidos, tortilla de patatas, bizcochos, magdalenas o las tradicionales pastas de té. La última innovación: hornos con función de microondas integrada, que eliminan las fronteras entre rapidez y precisión culinaria.

Lejos de ser un enemigo de la cocina «real», el microondas permite una cocción respetuosa con los ingredientes. Chefs contemporáneos lo utilizan para fundir chocolate sin riesgo de quemarlo, cocer verduras al punto sin perder nutrientes, o deshidratar frutas con eficiencia energética. Incluso técnicas de cocina molecular han sabido sacarle partido. Ferran Adrià, por ejemplo, lo ha empleado en elaboraciones donde el control térmico exacto es esencial.

Además, el microondas representa una herramienta clave en la cocina sostenible. Al reducir los tiempos de cocción y el consumo de energía, se convierte en una opción ecológica frente a hornos convencionales. En tiempos donde la eficiencia energética y el respeto al medioambiente son parte del discurso culinario, su valor se multiplica.

Culturalmente, el microondas también ha vivido una reivindicación. De ser símbolo de comida rápida y poco saludable en los años noventa, ha pasado a representar la practicidad bien entendida. En redes sociales y plataformas de video, creadores comparten recetas creativas que incluyen cocina exprés, saludable y visualmente atractiva, realizadas en su totalidad con microondas.

Incluso en el mundo académico se le estudia con mayor respeto. Escuelas de cocina lo incorporan en sus programas para enseñar técnicas modernas de cocción. Ya no se trata de presionar un botón y esperar, sino de entender cómo las microondas interactúan con los alimentos para lograr texturas y sabores deseables.

En pleno siglo XXI, donde el tiempo escasea pero el deseo de comer bien se mantiene, el microondas se reivindica. Ya no es sinónimo de comida rápida, sino de cocina inteligente. Un aliado silencioso, pero poderoso, que sigue demostrando —más de 70 años después de su accidental invención— que el verdadero ingenio también cabe en un aparato rectangular con una puerta y un botón.

Además, el microondas ha tenido un impacto profundo en la democratización de la cocina. Al reducir barreras como el tiempo, el conocimiento técnico o el acceso a utensilios complejos, ha permitido que más personas se atrevan a cocinar, experimentar y preparar sus propios platos. Su facilidad de uso lo hace ideal para estudiantes, personas mayores o quienes viven solos.

En la educación culinaria, algunos centros formativos han comenzado a incorporarlo como parte de las herramientas básicas de cocina, enseñando su uso más allá del simple recalentado. Técnicas como la cocción al vacío o la pasteurización casera encuentran en este aparato un apoyo valioso.

Protagonista de las redes sociales

Curiosamente, también se ha convertido en protagonista de la gastronomía digital. Plataformas como TikTok o Instagram están llenas de recetas exprés en microondas: flanes en taza, panes en minutos, snacks saludables o sencillos dulces.

Desde un invento fruto del azar hasta una herramienta fundamental en la cocina moderna, el microondas ha recorrido un largo camino. Su versatilidad, eficiencia y constante reinvención tecnológica lo posicionan no solo como un electrodoméstico útil, sino como un verdadero símbolo de cómo la innovación puede mejorar nuestra vida cotidiana sin renunciar al placer de comer bien.

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