Ya son muchos los alimentos disponibles en el mercado que, además de aportarnos lo que esperamos de ellos tanto en el plano organoléptico como en el nutricional, están reforzados con otras propiedades beneficiosas para mejorar nuestro estado de salud y bienestar.
Esta nueva moda, la de los alimentos funcionales o alimentos solamente naturales, nació en Japón en la década de los 80 del siglo XX con el objetivo de controlar el gasto sanitario y fortalecer a la población anciana reduciendo el riesgo de contraer enfermedades, además de aportar al resto de la población nutrientes beneficiosos para el organismo.
Son alimentos que se consumen como parte de una dieta normal y contienen componentes biológicamente activos, como minerales, vitaminas, ácidos grasos (Omega3), fibra alimenticia o antioxidantes.
En España se venden unos 200 productos funcionales que suponen un tercio del mercado y se sustituye la palabra sin (sin grasa, sin conservantes, sin alcohol, sin colesterol…) por otras hoy mejores sonadas como con (enriquecidos con vitaminas, minerales, bifidus, grasas saludables…) que ayudan a lograr una dieta totalmente equilibrada.
Zumos, yogures, barritas de cereales, lácteos, incluso panes son algunos de los artículos reforzados que nos podemos encontrar en los lineales de los supermercados habituales.
Alimentos que hacen recordar la frase de Hipócrates: “Deja que la comida sea tu medicina y que la medicina sea tu comida”.
