Mount Nelson, un suavignon blanc de Nueva Zelanda

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Para esta ocasión en la que retomamos la cata de vinos, lo hacemos con un caldo muy diferente para los españoles, puesto que es prácticamente difícil, encontrar vinos en España con estas características similares.

Mount Nelson
Mount Nelson

Simplemente diferentes y es que la uva Sauvignon Blanc como la Pinot Noir en tinto, son uvas que se comportan de manera muy distintas dependiendo de la zona de producción. Así podremos darle importancia al terroir, y es que si hablamos de grandes Sauvignon blanc del mundo no nos olvidaríamos de los grandes Pouilly–Fume del valle del Loira en el que encontramos una frescura que se mezcla con los tonos ahumados que tanto honor hacen a su nombre, donde absorben el carácter mineral y acerado de estos grandes vinos, diferenciándolos de sus vecinos de Sancerre.

Otro ejemplo de Sauvignon blanc lo encontramos en Rueda en la que nos vamos a encontrar mayoritariamente (y siempre hay excepciones), vinos  muy aromáticos y perfumados, con la fruta como protagonista de la manzana, pera y en el peor de los casos ese exceso de plátano que cada día aparecen más, tanto en los Sauvignon Blanc de Rueda como en los Albariños de Galicia.

Y la tercera gran expresión del Sauvignon Blanc la encontramos en Nueva Zelanda en la zona de Marlborough, de la mano de unos de los grandes maestros del vino a nivel mundial como es, Marchese Lodovico Antinori, que empezó esta aventura en 2003, saliéndose de su hábitat natural como son los Supertoscanos. La filosofía de producir vinos en el Nuevo Mundo es bastante diferente a la que tenemos en el viejo mundo, si hablamos de métodos de vendimia, producciones etc.. Pero si es cierto que los Sauvignon Blancs de Nueva Zelanda tienen magia y sobre todo mucha personalidad, son los vinos que a la gente no nos deja indiferentes, puesto que o los adoramos o los detestamos.

El vino Mount Nelson

Un claro ejemplo de calidad de estos vinos, y a pesar de no ser vinos caros, tiene bastantes imitadores mediocres en las estanterías de los supermercados, sobre todo en el Reino Unido.

Para empezar a describir este vino nos vamos al color que es casi transparente, con bastantes brillos de color verde, que a la vista este vino nos confunde, puesto que esperamos manzana verde u otro tipo de fruta con bastante acidez. Ya en nariz, nos sorprende por la cantidad de fruta que tiene, pero de fruta madura, de fruta tropical, papaya y mango, para después meterlo en la boca y otra vez nos vuelve a sorprender con una acidez que nos corta las papilas y que es totalmente punzante en la boca, totalmente opuesto a los aromas.

Nos va a resultar muy largo en boca y con mucha estructura, en definitiva un vino mágico, que si se toma de aperitivo nos irá muy bien aunque a mi personalmente me gusta para tomarlo con marisco y sobre todo con ostras o con sushi.

También destacaría el gran amigo que es este vino para los llamados maridajes imposibles, con los espárragos como gran ejemplo, en definitiva un vino con mucha personalidad y una gran estructura.

En definitiva el perfecto aliado de la comida japonesa o para consumir en las playas del sur de España. Un blanco de Nueva Zelanda elaborado por el gran maestro del vino italiano «QUE PEQUEÑO ES EL MUNDO».

¿Te gustan los blancos de la variedad suavignon blanc? Esperamos tu opinión.

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