La DOCa Rioja va más allá de sus vinos tintos: posee algunas de las joyas blancas y rosadas de mayor calidad del panoramoa vitivinícola español con las que disfrutar este verano
Cada vez que se pone en valor la calidad de los vinos de la DOCa Rioja, la gran mayoría centran sus pensamientos en aquellos tintos que tanto reconocimiento y nombre han dado a esta Denominación de Origen. Sin embargo, el territorio que ocupa el nombre de Rioja cuenta con unas características que lo hacen versátil, diverso y único en la creación de vinos.
Con 100 kilómetros de distancia, desde Tormantos a Alfaro, con más de 66.797 hectáreas en un ecosistema particular con dos climas bien diferenciados, donde el Atlántico y el Mediterráneo presionan con sus características en los viñedos de sus más de 600 bodegas, este territorio ha conseguido una inmensidad de formas diferentes de hacer vino. Y es ahí, justo ahí, donde aparecen los vinos blancos y rosados de Rioja que están dando mucho de qué hablar.
Con 14 variedades de uvas tintas y blancas, los vinos blancos y rosados de esta Denominación de Origen son sinónimo de personalidad y elegancia. Su gran versatilidad nos ofrece múltiples posibilidades gastronómicas. Permiten viajar mucho más allá de nuestra mesa de comedor, abriendo un sinfín de posibilidades de maridaje, desde el aperitivo a los postres, pasando por los clásicos como pastas, arroces, pescados y quesos.
El abanico de situaciones en las que descorchar una botella de Rioja blanco o rosado son incontables. Y más aún cuando llega la que, para muchos, es la época más esperada del año..
Un maridaje capaz de darle la vuelta al mundo gastronómico
Dada su diversidad y los matices de complejidad que presentan, estos vinos son ideales para satisfacer gustos diferentes en un sinfín de situaciones. Y es que, en verano, disfrutar con amigos, beber en terrazas, decantar en largas noches de verano, una cena romántica o interminables barbacoas al aire libre son solo algunas de ellas.
Para poner a prueba la gran versatilidad gastronómica de estos vinos blancos y rosados, solo hay que observar la enorme cantidad de posibilidades de acompañamientos que poseen, pudiendo ser maridados incluso con recetas elaboradas en cualquier parte del mundo.
Un vino blanco joven de Rioja es perfecto para acompañar mariscos y pescados blancos delicados. A su vez, armonizan bien con salsas cremosas de pasta, así como con la amplia variedad de platos realizados a base de verduras.
Los vinos rosados de esta Denominación son la experiencia perfecta para perderse por los sabores orientales, pero también para dejarse llevar desde la tranquilidad del hogar. Frescos y de sabor intenso, se pueden compaginar a la perfección con productos y recetas mediterráneas, como las alcachofas y los espárragos, y hacer frente a esas ensaladas aliñadas con vinagreta, a las paellas alrededor de un grupo de amigos y a esos aperitivos con embutidos y productos locales.
Sus aromas afrutados e intensos pero frescos en boca lo convierten también en el aliado perfecto para combinar con la sutileza de los niguiris, rolls, ensaladas de algas y todo tipo de platos exóticos.
Por su parte, los blancos con crianza de Rioja -imperdibles, sin duda- tienen cuerpo y carácter suficientes para hacer frente a las carnes blancas, como el cerdo, el pollo e incluso conejo. También armonizan muy bien con pescados blancos de carne firme como el rape, el rodaballo o la merluza, así como la langosta y las vieiras. Perfectos para quesos y, a medida que envejecen, encajan muy bien con platos elaborados a base de setas.
Rioja trae consigo grandes opciones para combatir el calor con sus mejores vinos a la vez que descubres la diversidad de la región, un must para cualquier situación que el verano tenga a bien presentarnos.
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