La mesa toma la naturaleza en época veraniega
No se me ocurre nada más atractivo que en pleno verano acercarme a la naturaleza y a esa mesa estival tan perezosa y colorista que guarda todos nuestros mejores recuerdos.
Esas mesas de campo creativas, tan libres y espontaneas, de ensaladas, guisos y frituras compartidas en enseres de loza, aluminio, plástico… no dejan de ser un fiel reflejo de esa nueva mesa que se está configurando porque cada día más y más gente sentimos más cercano ese impulso de estar al aire libre y buscamos la paz y la armonía de nuestras agobiantes vidas urbanas en el marco de la naturaleza y en los valores esenciales del campo y de los pueblos.
Yo misma he cambiado una mesa muy chic con una pátina plateada que protagonizaba la entrada de mi casa por una mesa de roble de la cocina de la casa del pueblo de mi padre y que había construido mi abuelo con sus propias manos. De repente ha adquirido tal valor para mí, que se ha convertido en la joya de mi casa.
Entre mis aventuras gastronómicas recuerdo una en particular en el restaurante Relae en Copenhague, 1 estrella Michelin y nombrado por segunda vez el restaurante más sostenible del mundo por The World’s 50 Best Restaurants 2017.
Nos sentamos en una mesa de madera totalmente limpia y cada uno de los comensales teníamos un pequeño cajón debajo de ella, ese que siempre había en las mesas de cocina para guardar las servilletas y demás enseres, y lo convirtieron en el acto protagonista a lo largo de la comida porque íbamos sacando del cajón todo lo que necesitábamos.
Al comenzar el servicio se acercó el chef con una hogaza de pan en la mano, la partió con sus manos y nos dio un pedazo a cada uno, exactamente igual como cuando el padre repartía el pan en los pueblos en tiempos de escasez, elevando el acto más humilde a una experiencia espiritual.
Por eso debemos mirar hacía la “nueva mesa” con una mente abierta y una visión global, salir de nuestros caminos habituales y adentrarnos en terrenos desconocidos… No se trata de saber si hay que poner mantel o no, ó si la mejor encimera es de roble americano ó abedul, ni de diseñar una vajilla única y personalizada, se trata de repensar nuestro entorno mirando hacia nuestros comensales y suponer las sensaciones que están dispuestos a vivir y que tu propuesta puede provocar en ellos. Si esa experiencia es única, el recuerdo será imborrable.
Los nuevos escenarios nos proponen una mesa integrada en la naturaleza como terapia a los problemas de la vida moderna donde un movimiento de vivir en el exterior está prosperando más que nunca.
Tal como ilustra Jeffrey Bowman en “The Outsiders”, diseñador gráfico noruego que ha abandonado la ciudad por una vida más simple en las montañas, “el urbanita está empezando a desarrollar una independencia de la dependencia en que se desarrolla su vida en la ciudades y está buscando una experiencia que nunca había vivido antes de emoción, excitación y nuevos retos, y la naturaleza le ofrece ese patio de juegos donde vivir su particular aventura”.
Una vez más, valores de siempre, más relacionados con vivir de forma sencilla y natural vuelven a estar en nuestra hoja de ruta para las escapadas más deseadas y cobran un destacado puesto a la hora de seleccionar un destino, un hotel o un restaurante.
Queremos acampar en el bosque pero lo hacemos utilizando productos de última generación.
Gracias a los nuevos materiales tecnológicos ligeros, flexibles y duraderos se diseñan tiendas aéreas tensadas entre tres árboles ó casas globo colgadas de un árbol de 3 metros de diámetro ó construirnos un refugio de 9 m2 en pleno bosque utilizando nuestros propios recursos en 2 semanas.
Nuevos emprendedores y marcas están creando un universo de objetos adaptados a estas nuevas experiencias con diseños más técnicos y funcionales; cubiertos con mangos despiezados más ergonómicos, tazas con asas abatibles, botellas que se enrollan cuando están vacías, boles que se despliegan en una hoja… y yo imagino como serán esas cenas a la luz del anochecer o a la luz de “Biolite”, la alternativa limpia que se encarga de dar energía allá donde vayas.
Mientras la marca inglesa Hatchet+Bear de utensilios de cocina artesanales propone a sus clientes un fin de semana acampando en el bosque realizando un cursillo para aprender a tallar cubiertos de madera al estilo tradicional, el famoso restaurante nórdico Stedsans cambia su emplazamiento al tejado con aquel maravilloso huerto en un bloque de Copenhague propone a sus clientes durante Julio y Agosto acampar un fin de semana en un remoto y salvaje paraje natural para vivir la experiencia de una cena en plena naturaleza.
No puedo imaginar nada más apetecible para este verano…
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