Discover Eat: cuando el territorio se convierte en destino

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Discover Eat consolida la gastronomía como puente entre el sector primario y el turismo para impulsar el desarrollo rural

Hay congresos que llenan auditorios. Y hay otros que siembran conciencia. Durante tres días en la provincia de Ciudad Real, Discover Eat no fue solo una cita con la gastronomía: fue un manifiesto rural, un gesto de respeto al origen, una mirada al futuro desde la raíz. Allí donde la llanura se abre al horizonte, cocineros, productores, periodistas, expertos en turismo y representantes institucionales se reunieron para repensar el mapa de los destinos. Porque ya no basta con ser conocidos: hay que ser significativos.

Y es ahí donde Castilla-La Mancha, y muy especialmente Ciudad Real, levanta la mano con fuerza. En un mundo que busca autenticidad, artesanía y conexión con el territorio, Discover Eat supo situar el valor de lo rural como motor de atracción y transformación.

Día 1: Un mundo que se acerca al origen

El congreso arrancó en Campo de Criptana con una jornada inaugural de altura, no solo por la presencia de algunos de los mejores chefs del mundo, sino por el nivel del discurso. Virgilio Martínez, nombrado mejor cocinero del mundo por The World’s 50 Best Restaurants, emocionó con su intervención sobre el valor de la ancestralidad, los ecosistemas y el lujo de la experiencia inmersiva: “Mi cocina empieza en la montaña, en el río, en la comunidad”, dijo, refiriéndose a su proyecto Mil Centro en Perú, a 4.000 metros de altitud.

Junto a él, Abraham Martín, de Pangea, desmontó mitos sobre el turismo gastronómico: “Ocho de cada diez viajeros eligen su destino en función de la comida. Cuatro de cada diez recorren más de 200 km solo para probar un restaurante”. El mensaje era claro: la gastronomía es el nuevo viaje iniciático.

El diálogo se enriqueció con referentes como Pedro Sánchez (Bagá*), Gustavo Bassotti, Fernando Valmaseda o Joaquina Hernández, que llamaron a proteger el alma del territorio, a generar clubes de producto, a construir desde la cooperación. Las intervenciones internacionales de Linsey Gallagher (Visit Napa Valley) y Francesco Tapinassi (Toscana Promozione) recordaron que los grandes destinos gastronómicos del mundo han sabido conservar su autenticidad mientras se proyectaban globalmente. “La emoción del viajero es un activo que debe protegerse”, afirmó Tapinassi.

Día 2: Tecnología, emoción y nueva ruralidad

La segunda jornada se centró en el futuro. Porque en el corazón de La Mancha también se habla de inteligencia artificial, realidad aumentada y experiencias inmersivas. El consultor Juan Monzón explicó cómo las tecnologías exponenciales pueden servir al relato rural, no para reemplazarlo, sino para amplificarlo. “La hiperpersonalización del viaje comienza incluso antes de reservar”, advirtió.

El creador de Taste Atlas, Matija Babić, mostró cómo su plataforma —con más de 20.000 comidas catalogadas— se ha convertido en un atlas global del sabor tradicional. “Si no preservamos lo auténtico, lo perderemos para siempre”, sentenció.

Francisco Castro (Adentity), Clara Pérez Villalón y la periodista italiana Anna Bruno dialogaron sobre cómo comunicar la cocina de los pueblos en la era digital. Samuel Moreno, chef de El Molino de Alcuneza*, lo dijo con rotundidad: “La imagen se construye en el origen. Solo después puede proyectarse con sentido”. Y eso requiere cuidar la narrativa, implicar a la comunidad y mostrar el alma de lo local, no solo lo fotogénico.

Día 3: Producto, paisaje y comunidad

El broche final tuvo forma de territorio. Rutas organizadas para prensa especializada conectaron a cocineros, bodegueros, artesanos y productores con lugares emblemáticos de la provincia: desde Alcázar de San Juan a Herencia, de Tomelloso a Almagro, con paradas en viñedos, queserías, almazaras y mercados. No era solo una visita: era una declaración.

El vino, como siempre, tejió puentes. En las mesas redondas participaron nombres clave como Lucía Fernández (Familia Fernández Rivera), Santiago Vivanco (Bodegas Vivanco) o Francisco Fernández (Pago de La Jaraba), reflexionando sobre el equilibrio entre promoción, digitalización y sostenibilidad. “Una ruta del vino no es una simple actividad turística: es una forma de contar quiénes somos”, dijo Lucía.

La clausura, cargada de emoción, reunió a cocineros rurales, representantes institucionales y chefs de estrella como Rubén Sánchez Camacho o Enrique Pérez, con figuras invitadas como David Yárnoz y el legendario Dario Cecchini. Los cocineros cántabros Nacho Solana y David Pérez, embajadores del Alto Asón, pusieron la guinda con una afirmación que resume el espíritu de Discover Eat: “El mejor embajador de un territorio es un visitante que se va emocionado”.

Un nuevo mapa empieza en Ciudad Real

Lejos del ruido de los focos habituales, Discover Eat ha trazado una nueva coordenada en el mapa del turismo gastronómico: la del territorio que se reinventa sin traicionar su esencia. Ciudad Real emerge así no solo como destino, sino como ejemplo. La autenticidad, la excelencia de sus productos, la sabiduría de sus oficios, la energía de sus cocineros y la ambición de su relato configuran una propuesta sólida y emocionante.

La gastronomía ya no es un accesorio del viaje. Es su argumento principal. Y Ciudad Real ha sabido contarlo con talento, con humildad y con una mirada valiente.

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