Los gin tonic están de moda, está claro, porque en España se consumen más de 30 millones de litro al año de este destilado con personalidad propia por el enebro, la corteza de limón o naranja, el romero, el tomillo, los frutos rojos y un sinfín de botánicos.
Aun así, todavía está lejos del 27% de whisky y del 17% de ron, ambos en ligera caída. Aparte de esta curiosidad, el consumo de bebidas alcohólicas ha disminuido en los restaurantes y aumentado en las casas particulares.
Las ginebras ganan terreno, pero también lo hacen los vodkas y tequilas. Los primeros, aromatizados con plátano, café, cítricos, chocolate, caramelo, frambuesas o arándanos, partiendo de un buen cereal como el centeno, trigo o la patata. Su origen es polaco aunque Rusia se atribuye su invención. El tequila, procedente de México, se elabora a partir de la fermentación de la planta del agave. Los mejores detallan en su etiqueta 100% agave o agave azul, síntoma de calidad.
Su combinación es amplia, desde un refresco a un zumo, pasando por una tónica, ahora en el mercado, con notas florales, light o ingredientes tan mediterráneos como tomillo, geranio, romero y mandarina, de la marca Fever-Tree lanzadas por el chef Ferran Adrià. Hay tener en cuenta que el ¾ del combinado es el refresco, así que le daremos más importancia a éste.
Otro punto fundamental es el hielo. Utilizaremos uno duro, compacto y grande para evitar que se nos agüe la copa, que será de tallo alto para evitar calentar el combinado. Intentaremos no enmascarar el destilado con el refresco. Y si te decantas por una ginebra, recuerda que la palabra “Premium” es el mismo fabricante el que decide imprimirla en sus etiquetas, no es un sello de calidad.
Lo cierto es que España es el tercer país del mundo donde más ginebra se consume, por detrás de Filipinas y Estados Unidos.
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