Errores más comunes en el turismo del vino

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El turismo del vino puede ser una de las actividades lúdicas más interesantes y divertidas para el público general o simples aficionados.

[Pancho Campo] En California, las visitas a bodegas representan más de un 18% de los ingresos, entre ventas directas de vino y “merchandising”, lo que se cobra por visitar las instalaciones, así como por degustar los vinos y otros productos elaborados por la casa.

Otra gran fuente de ingresos para las bodegas son los eventos tipo bodas, bautizos, conferencias, presentaciones de productos y cenas de empresa. Todas estas actividades no solamente pueden ayudar a mejorar los ingresos sino que son fundamentales a la hora de dar a conocer la marca y crear fidelidad a la misma. En este sentido las bodegas de California, especialmente del Valle de Napa son el mejor punto de referencia y una visita obligada para quienes  están interesados en desarrollar el turismo del vino, tanto a nivel de la propia bodega como de la zona.

Error 1: Usar el término “enoturismo”

Aunque parezca una tontería y muchos no estén de acuerdo, este término tiene algunas connotaciones no demasiado positivas a la hora de atraer gente, sobre todo joven al mundo del vino. En una encuesta que realizamos hace unos años,  muchos de los entrevistados nos manifestaban que no conocían el significado de la palabra enoturismo, otros decían que les sonaba a algo demasiado técnico y casi todos coincidían en que es una palabra que no se asocia con diversión o algo entretenido.

Sugerencia: La palabra que al grupo entrevistado les parecía más asequible y fácil de aceptar es la de “turismo del vino”. No obstante, esta es solo una sugerencia. Lo importante es que el término que se use sea del agrado del público y que transmita el mensaje deseado.

Error 2: Hacer las visitas demasiado largas

Esta es la primera causa por la cual mucha gente se decepciona con las visitas a bodegas y no repiten. Muchas bodegas se empeñan en enseñar desde la línea de embotellado hasta los almacenes de despacho de mercancías pero explicando demasiados detalles a los visitantes. Tened en cuenta de que para un aficionado cuando le enseñáis los depósitos de fermentación ellos solo ven estructuras de acero inoxidable y una vez que han visto una bodega todas les parecerán iguales. Lo mismo ocurre con las barricas e incluso con los viñedos. Aunque para los profesionales visitar el viñedo, ver los suelos, orientaciones, etc. es fundamental, a los ojos de un simple visitante una vid no deja de ser solo una planta.

Sugerencia: Las visitas a la bodega y/o el viñedo deberían ser opcionales y no obligatorias. Está demostrado que la mayoría de la gente que visita bodegas lo hacen para probar el vino, para asistir a catas o para disfrutar de algo de comida a la vez que se degustan los vinos de la casa. En todo caso, si el cliente opta por conocer la bodega y visitar el viñedo esta visita ha de ser corta y amena. Quizás habría que acompañar la visita con una copa de vino junto a las barricas o de una degustación en el medio del viñedo.

Error 3: Dar explicaciones técnicas

Muchas bodegas piden al enólogo o al viticultor que sean quienes dirijan las visitas pero sin prepararlos o educarlos en como llevar a cabo esta actividad. Lo ideal es que sea una persona de la bodega con carisma, que sepa comunicar y que se especialice en llevar a cabo las visitas. Las explicaciones sobre porta injertos, detalles de las levaduras, de la fermentación maloláctica, los tipos de barricas u otras áreas muy técnicas suelen resultar aburridas, complicadas y pesadas.

Sugerencia: hay que educar al personal que lleva a cabo las visitas de forma que estas sean fáciles de entender y muy amenas. La terminología enológica se ha de restringir a lo mínimo y se han de usar términos entendibles para cualquier persona. El consumidor de a pie apreciará más algunas anécdotas e historias simpáticas y divertidas.

Error 5: Limitar las actividades solo al vino

Quienes organizan viajes a bodegas o regiones vinícolas para simples consumidores han de recordar que para este público una vez que han visto una bodega, las demás resultan prácticamente iguales. A menos que haya diferencias arquitectónicas o de diseño muy importantes y llamativas, los visitantes no apreciarán las diferencias enológicas o viticulturales tan interesantes para los profesionales. Para este público una barrica es siempre una barrica y una planta solo una planta. Este planteamiento adquiere gran relevancia cuando los visitantes a una zona vinícola van a estar más de un día y se van a  alojar en la bodega o en hoteles cercanos. No podemos esperar que simples aficionados se pasen todo el día viendo bodegas sin llegar a aburrirse.

Sugerencia: los organizadores de estos viajes han de facilitar a los visitantes información sobre restaurantes, excursiones, paseos a caballo o bicicleta, spas, gimnasios, salas para degustaciones de vino de diferentes bodegas de la misma región, cursos de cata, etc. Las mismas bodegas deben intentar ofrecer algo más que la tradicional visita, desde ejercicios de maridajes, almuerzos, barbacoas, cenas, cursos de iniciación a la cata, paseo por el viñedo en bicicletas, etc.

Error 6: No abrir los fines de semana

Hay muchísimas bodegas que no abren ni los sábado ni los domingos ni en fiestas. Precisamente son estos los únicos días que cualquier hijo de vecino tiene disponibles para el ocio. No podemos esperar que cualquier profesional pida días libres en su trabajo para ir a visitar bodegas, sobre todo con los tiempos que corren en los que quien tiene un trabajo tiene un tesoro. También en puentes y en fiestas muchas bodegas cierran sus puertas al público.

Sugerencia: muchísima gente en fines de semana está buscando opciones y actividades diferentes. La clave está en que se transmita el mensaje de que las visitas a bodegas son actividades para toda la familia y para grupos. Son muchísimos los habitantes de grandes capitales que desean salir de la ciudad en sus días libres con la familia o amigos aunque solo sean unas cuantas horas. En España hay bodegas prácticamente en cada comunidad autónoma y generalmente muy cerca de casi todas las ciudades.

Error 7: Falta de atención al público

Muchas bodegas no disponen de una tienda u oficina de atención al público. Son muchas las bodegas a las que uno llama para pedir información sobre visitas y actividades que no saben dar respuestas concretas, hacer sugerencias o concertar visitas. También son muchas bodegas a las que un visitante esporádico no se puede presentar y poder hacer una cata o una visita sin previo aviso.

Sugerencia: Lo ideal es que cada bodega tenga una pequeña tienda con venta de los productos de la casa y algo de “merchandising “. Esta tienda debe tener un horario de atención al público y una persona que pueda contestar el teléfono y atender a visitantes esporádicos. De cara al turismo del vino, la tienda es el centro neurálgico de la visita, donde todas las actividades de cara al público nacen y terminan. Como parte de dicha tienda es interesante montar una especie de wine bar donde se puedan hacer degustaciones y comprar vinos.

Error 8: Falta de coordinación con otras empresas locales

Las bodegas de una misma región no suelen estar coordinadas entre si ni con establecimientos de la zona como restaurantes, hoteles, agencias de excursiones, tour operadores, etc. Es fundamental para que el turismo de una región vinícola suba y se consolide el que grupos de bodegas trabajen coordinados, no solo entre ellos sino con otras empresas que puedan complementar la oferta recreativa y turística. Si no se consigue dicha coordinación, el turismo del vino no se consolidará y la bodega que esté interesada en desarrollar este aspecto se verá obligada a montar su propio hotel, restaurante, actividades recreativas, etc.

Sugerencia: Para que se puedan desarrollar buenos circuitos de enoturismo, las bodegas de una misma denominación de origen han de colaborar. Esta colaboración ha de ir desde la creación de un circuito de visitas hasta poner en marcha campañas de promoción y publicidad conjuntamente. Esta coordinación también debe incluir el llegar a acuerdos con establecimientos de la zona, para ofrecer algunas de las actividades y servicios que antes se detallan.

Error 9: Falta de centros de degustación

Cuando uno viaja a la Rioja, a Ribera del Duero o al Priorat echa en falta el poder degustar en un mismo lugar una gran variedad de vinos de la zona. Es prácticamente imposible el poder hacer una cata de los vinos más representativos de una zona sin tener que ir de bodega en bodega.  Recordemos que lo que más desea este tipo de turista es probar muchos vinos, compararlos y luego poder comprarlos.

Sugerencia: en las grandes ciudades de las regiones vinícolas más importantes, grupos de bodegas deberían unirse para crear centros de degustación en los que los visitantes pueden dedicarse a probar vinos. En Hunter Valley o en Napa Valley hay centros de degustación donde pagando una cantidad se pueden hacer catas de varios vinos a la vez. Estos centros venden vinos y “merchandising” de las bodegas asociadas, tienen restaurante y suelen hacer diversas actividades.

¿Tienes alguna sugerencia? Cuéntanos.

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