[dropcap]P[/dropcap]osiblemente, cuando Inés Rosales Cabello inicio la trepidante aventura de comercializar las viejas fórmulas del recetario familiar, no pensaría en los valores de las mismas como hoy, nos lo define en primera persona, su presidente Juan Moreno.
Hoy, que tanto nos gustan las etiquetas, decimos de nuestros productos, que son saludables, que son convenientes y producen placer. Decimos lo mismo que decía ella, pero las definiciones han ido cambiando y nosotros hemos ido modificando la parte de las recetas y sus presentaciones que podían oponerse a las mismas.
Empecemos con nuestra enseña, la “legítima y acreditada” torta de aceite. Sigue siendo esa misma explosión de sensaciones. La seguimos haciendo igual que siempre, las manos de nuestras gentes y el aceite virgen extra de calidad superior en su elaboración. Solo hemos cambiado lo que mermaban su conveniencia. La hemos rodeado de un film transparente impermeable para que llegue con todos sus atributos al consumidor.
Un día, apareció una palabra maldita sobre el cielo alimentario, el colesterol. Cuantas maldades para nuestro cuerpo se atribuyen al mismo. A partirde entonces, nosotros, en la gama de elaborados que utilizan grasa, manteca, de cerdo, no podríamos decir que eran saludables. Por ello, nuestro departamento de I+D+I conjuntamente con el de Calidad ha estado buscando durante los tres últimos años una grasa con ausencia de colesterol, que pidiera procesarse con los demás ingredientes y que fueran tan placenteros o mas en su consumo. Y EUREKA, lo hemos conseguido. Ya algunos llevan incorporada la nueva grasa vegetal y a lo largo del 2012 se sumaran el resto, de forma que cuando el año termine, todos nuestros elaborados, estén exentos de colesterol. Y seguiremos investigando para seguir llegando lejos en todos estos conceptos.
Es por eso, que hoy ya podemos decir que en todos nuestros elaborados se conjugan la salud, el placer y la conveniencia. Y como ya podemos presumir de las recetas de los hermanos menores de las Tortas de Aceite, estos son sus detalles principales:
Mantecado de canela
Su harina de trigo de baja fuerza muy seca, el aceite de girasol alto oleico superior, el azúcar finamente molido, la aromática canela de Ceilán y una lluvia de ajonjolí, sésamo, para su decoración. Un horneado ligero y una envuelta con moña en sus extremos para indicar su originalidad.
Polvorón de canela
Elaborado con almendra mediterránea, los mismos ingredientes del mantecado, sólo que lo amasamos todo con trozos de almendra de la axarquia malagueña y la lluvia de ajonjolí, la cambiamos por copos de azúcar molida. La rematamos con esa envuelta de primor del papel y su moña.
Cortadillo de cabello de ángel
Una masa parecida a la del mentacado de canela, solo que la harina no esta tan seca y la canela la sustituimos por esencia de limones, de esos que cantaba F. García Lorca. Sobre el lecho de una fina capa de esta masa, acostamos la confitura de cabello de ángel, esa pulpa caramelizada de una calabaza que por aquí denominamos “cidra” y la arropamos a continuación con otra sabanita. Un horneado lento, enfriado y luego lo cortamos con forma rectangular “cortadillo”. Una lluvia de copitos de nieve azucarados para ponerlos más guapos y así los terminamos. Un traje nacarado le sirve para recorrer los mercados sin perder la compostura.
Lo más, Hojaldr Inés
La harina aquí tiene mas carácter, después de amasarla con su aceite de girasol alto oleico superior, con esencia de limón y de naranja, su azúcar, la dejamos reposar, para que se amanse y relaje durante 24 horas. Después, suavemente la vamos estirando, despacio, hasta que tiene el grosor adecuado. Luego la cortamos en rectángulos y directamente al horno o bien la rellenamos con chocolate, cabello de ángel o crema pastelera. La doblamos sobre si misma para proteger el relleno y al horno. Cocción lenta y enfriada, la decoramos con chocolate o fina azúcar. Según el tipo la vestimos con arco ris de colores para distinguirlas.
Ya solo nos queda agradecer a los que nos difunden como a los que nos consumen. Todos nos dan su confianza y nos animan, para que sigamos siendo bocados que hacen del pasado, presente.