Descubre las características de cada uno de estos productos leudantes y si son o no intercambiables
Por su composición, tanto el bicarbonato de sodio como el polvo para hornear son ingredientes considerados “levaduras químicas”. Al incorporarse en una receta de repostería antes de la cocción, estos productos generan dióxido de carbono, lo cual contribuye a que la preparación logre elevarse.
El bicarbonato de sodio, al combinarse con la humedad y con un elemento ácido, como el yogurt, los huevos o la leche cortada, produce unas burbujas de dióxido de carbono. Pero si no existe el suficiente ácido para que ocurra la reacción, se generará un sabor amargo en la elaboración.
El polvo para hornear, por su parte, está compuesto por bicarbonato de sodio, al que se le añade un agente ácido, el crémor tártaro, y uno secante, usualmente fécula de maíz.
Aunque los dos realizan la misma función, el bicarbonato de sodio no se puede usar en sustitución del polvo de hornear porque el primero es cuatro veces más potente. Además, la masa a la que se agregará bicarbonato debe llevar siempre un elemento ácido para que tenga lugar la reacción.
En cambio, sí es posible hacerlo a la inversa, es decir, sustituir el bicarbonato de sodio por el polvo de hornear. El único detalle es que habría que aumentar considerablemente la cantidad y se podría alterar el sabor del producto final.
Hay que destacar que con cualquiera de estos dos productos, la reacción comenzará apenas se combinen con el resto de los ingredientes. Como el leudado se completa gracias al calor del horno, es importante introducir en él la mezcla apenas se combinen los ingredientes.
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Gracias por la aclaración
Excelente aclaración!!!