El producto manchego, el cariño y el detalle entablan un baile perfecto en este restaurante familiar
Ganas de volver. Esa es la sensación que te queda una vez sales por la puerta del Mesón Octavio. Volver a ese rincón donde se cocina para el disfrute del comensal con los mejores productos de la gran despensa manchega, calidad a buen precio en una casa cargada de historia, recuerdos y trabajo
Volver. Ya lo decía Pedro Almodóvar, a un local donde brilla ese ‘Sol Repsol’ por todo lo alto. Volver, al Mesón Octavio.
En primera persona
“Aurora cocinaba muy bien, a mi padre le detectan un cáncer y él decide darnos la llave de nuestro futuro, decía que siempre había trabajado para segundas personas y quería que sus hijos trabajaran para labrarse su propio futuro. Él sabia que la llave del éxito la tenía Aurora y era su cocina”, expresa la propietaria Belén García Castro, metre y sumiller de la casa, junto a sus hermanos.
Por azares de la vida, Octavio, con su mujer y sus tres hijos, Aurora, José y Belén, llegan a Ciudad Real zona centro de España y al sur de Madrid. De camino a Toledo ven un local vacío de 256 metros cuadrados con salida de humos, y Octavio apoyado en el quicio de la puerta lo tuvo claro: “este local es el futuro, es la parte norte de la ciudad y normalmente las partes norte son ricas”.
Así empieza la historia de una familia donde Aurora autodidacta pero entusiasta, crea y cocina. José, amable y disciplinado, atiende con su sonrisa tímida. Belén, sumiller y altavoz de esas raíces que sirven de unión entre cocina, recuerdos y trabajo, atiende a los clientes y enamora con sus relatos. Todos ellos, bajo la atenta mirada de Doña Santiaga que dejó su trabajo de jefa de cocina durante 24 años en la Finca Quintos de Mora para acompañar a sus hijos en este proyecto de vida.
No se lo pensó dos veces y hoy a sus 83 años su delantal negro y gris y esos ojitos de satisfacción, rectifica en cocina ese pisto o esas salsas que Aurora termina con tanto cariño. El equipo perfecto, cuatro corazones que laten al unísono y cuyo secreto del éxito quizás sea saber escuchar a sus clientes y transformar esos reclamos en platos, atenciones, vinos y detalles.
28 de noviembre de 1997 viernes por la tarde 19:00h las puertas de un local que comenzó siendo una puerta al Norte, se ha convertido como vaticinaba Octavio, en un local rico no solo a nivel gastronómico si no más bien a nivel emocional.
La inspiración
Le pregunto a Belén sobre ello y me contesta siempre que Aurora es la mente creativa en la cocina. Ella, a través del producto, es capaz de transmitir emociones. Aurora tiene desarrollados los sentidos del gusto del olfato y apoyados en la gran despensa manchega transforma cada input en un sabor, un aroma que hace que se integren en sus platos los sabores mas tradicionales con ese toque innovador pero muy sutil.
Inspiración y seducción, el comensal pasa por esos estados cuando el plato llega a la mesa de la mano sutil de José. Belén te explica el porqué de ese lomo de venado, el porqué de esa croqueta y el porqué de esas gachas o esas migas mantecosas con sabor a chorizo de matanza y huevo de corral de la finca del pueblecito de al lado, esos postres tan auténticos y tradicionales utilizando de base las almendras, ese azúcar tostado o ese queso manchego.
No nos podemos olvidar de ese vino que marida perfectamente y que ha sido escogido por Belén cerrando los ojos y saboreando cada nota de cata. Bodegas de la provincia de Ciudad Real que son los acompañantes perfectos a esos productos de nuestra tierra y que en el Mesón Octavio saben darle su sitio, respeto y admiración.
Sus proyectos
Desde que la puerta del Mesón Octavio se abrió, la maquinaria se puso en marcha, todo iba pasando por las mentes inquietas de esos tres chavales que estaban deseosos de servir.
Queso, aceite, vino, caza, territorio, amigos, producto, origen y emoción, un sinfín de palabras buscando un término que definiera su proyecto y que le diera su identidad.
Lo encontraron. Al cabo del tiempo, Mesón Octavio es sinónimo de cocina manchega, pero con su punto. Una cocina que ha sabido apoyarse en productores locales para servir de carta de presentación a un legado manchego que hay que contar.
Un legado que crece con sus aportaciones, la más dulce y más famosa y por todos conocidas, las culipardas, se ha convertido en el dulce oficial de la ciudad. Ellos mismos la definen como “la galleta que quiere ser magdalena y sueña con ser mazapán”.
Cuatro meses de pruebas, comprobando texturas y sabores, para dar con esa especial y espectacular receta. O ese vermú que han elaborado con las especias más aromáticas y especiales de la mano de Bodegas Castiblanque.
Proyecto el del Mesón Octavio que fue reconocido en el 2018 por su calidad, excelencia culinaria y vanguardia en su trabajo con una distinción de peso, un Sol Repsol, y que hace que la responsabilidad con respecto al cliente suba un punto más en la escala de todo el equipo.
Mesón Octavio en su mesa o en su casa no sabría diferenciarlo. En definitiva, un viaje a las emociones más íntimas a través de una cocina donde el producto manchego, el cariño y el detalle entablan un baile perfecto que estoy segura pronto brillara si cabe aun más y espero que Michelin tenga la culpa.
Más información
Mesón Octavio
Calle Severo Ochoa, 6, 13005, Ciudad Real
Teléfono: 926 25 60 50
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