El trío de cocineros que pasó por las cocinas de elBulli da forma a una propuesta tradicional en una casa de comidas actual
Molino de Pez es la última apertura de la Familia La Ancha en Barcelona. En la ciudad condal poseen Fismuler, abierto desde 2018 en los bajos del hotel REC, y el delivery Armando, abierto en 2020. En total son tres los conceptos gastronómicos que atesoran el trio de cocineros que se conocieron en elBulli: Nino Redruello, Patxi Zumarraga y Jaime Santianes.
Molino de Pez se ubica a pie de calle del hotel Seventy de Nuñez y Navarro, a medio camino entre el Eixample y el Barrio de Gràcia. La oferta gastronómica, que varía cada día según el mercado en una carta cambiante, ofrece la opción de comer platos tradicionales, muchos de ellos para compartir, en un ambiente de una “casa de comidas”.
La carta de Molino de Pez
“Basado en una cocina de costumbres y sabores que no caducan”, Molino de Pez propone clásicos de siempre “reflexionados”, tal y como ellos comentan. No falta la ensaladilla de patata y lubina, un homenaje al padre de Nino; los callos a la madrileña; la tortilla guisada con almejas; o, si llegamos al postre, la famosa tarta de queso Fismuler con queso crema, Idiazábal y un toque de queso azul.
El local, dividido en dos pisos y con una capacidad para 140 personas, ha sido diseñado por Nacho Redruello, hermano de Nino. Al entrar, el comensal se encuentra con la recepción para divisar de manera directa la amplia sala y la cocina totalmente abierta donde las brasas y el fuego están al rojo vivo.
En el mantel…
Al entrar en Molino de Pez se respira un sitio distendido, un lugar donde el ambiente ya te traslada a ese concepto de cocina de casa. Nos atiende Jaime y le proponemos que nos sugiera algunos platos. Su respuesta es sencilla: “pide lo quieras, lo que te apetezca comer hoy, todo está muy rico”. Sin duda, acertadas premisas en un restaurante.
Comenzamos con unos torreznos ibéricos de bellota crujientes y unas croquetinas, así las llaman, de jamón ibérico. Estas últimas, muy cremosas.
A continuación, el camarero se acerca a la mesa con una fuente de ensaladilla rusa casera. Le pregunto si esto es lo habitual, y él me contesta que sí. Siempre sirven en la mesa la ensaladilla rusa recordando como lo hacían nuestras abuelas al llegar a sus casas.
Pasamos entonces al momento del mar con unas vieiras de la ría de Arousa con un ligero jugo de cebollas, y unas zamburiñas con una pipirrana de pimiento y cebolla. Esta última, ligeramente templada.
No podía resistirme a dejar de probar el pastel de cabracho. Tradicional. Se sirve con unos trozos de pan pasados por la parrilla y una exquisita mahonesa hecha en casa.
Para terminar, seguimos en el mar con un lomo de corvina perfecto. Tostado por fuera, caliente en su interior, jugoso y en un punto extraordinario para este pescado blanco. Lo sirven con unas rodajas de tomate con un chorreón de aceite de oliva virgen extra y sal.
Por último, el momento dulce. La tarta de queso de Fismuler es un imprescindible del grupo. Hay que pedirla. También me sugieren el baba caliente con nata. Lo terminan frente al cliente flambeándolo con ron. Un postre muy fácil de comer y bien ejecutado.
La carta de comida cambia cada día, aunque hay clásicos que se mantienen a diario, y, en cuanto a la bodega vinos, ofrecen una buena selección con propuestas para disfrutar por copa.
Más información
- Molino de Pez
- Calle Córsega, 346
- 08037, Barcelona
- Teléfono: 935 95 95 91
- Ticket medio: 55€
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