Nuestra provincia desde tiempos remotos, ya sea desde que el pueblo de los Bástulos (nuestros antepasados íberos) moraban en nuestra Málaga, a la actualidad donde contamos con 5 puertos pesqueros (Caleta de Vélez, Málaga, Fuengirola, Marbella y Estepona) quienes capturan algo más de 11,5 millones/kg al año; La Mar, ese cúmulo de agua salada que parece infinito, nos ha brindado la posibilidad durante siglos de que la gastronomía malagueña adquiera una tremenda singularidad en su oferta y algunas elaboraciones tales como nuestro pescaíto frito o espetos, han pasado ya a la inmortalidad gastronómica por su excelencia.
Pese a la enorme diversidad de fauna marina que poseemos al capturar anualmente más de un largo centenar de diferentes especies, la problemática en este sector radica (amén de que a veces el mejor género se vende fuera de nuestra provincia), en el que las mejores especies por temporada son desconocidas y otras sin embargo, son consumidas todo el año como si los caprichos del dios Neptuno, o su ciclo reproductivo no fuera ligado a la excelencia, donde Pargos, Sargos, San Pedros o Urtas están en las cartas de algunos restaurantes todo el año.
Pese al consumidor haber avanzado ya en la sabiduría popular de la mejor temporada para comer Sardinas al Espeto o la diferencia entre comer un Atún procedente de una almadraba “del derecho” o “del revés”; las nuevas tendencias de la cocina de la mar malagueña se basan en la búsqueda de la temporalidad de cada especie donde estas, poseerán mejor sabor, aroma, textura y calidad organoléptica en general; así como llegarán al consumidor a un menor precio ya que no son demandadas usualmente. Algunos nombres de estas especies son la Sama, Gallineta, Borriquete, Temblaera, Estornino, Aligote, Romerete o Vaquilla. Establecimientos para degustarlos son Los Marinos José (Fuengirola); La Trastienda de El Bere (Málaga), Los Mellizos (Benalmádena) o Mar&Arte (Marbella).