Los Juegos Olímpicos y el mundo del vino

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Ya han pasado 20 años desde que tuve el honor de participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona como capitán del equipo de tenis femenino de Chile. Este fue, con diferencia, el momento más emotivo y bonito de mi vida profesional.

[Pancho Campo] Sin embargo, dentro de los Juegos nada es comparable a marchar en la ceremonia de apertura. Ganar una medalla debe ser una sensación incomparable pero como yo no era lo suficientemente bueno como para competir, me considero muy afortunado sólo por haber sido elegido para representar al país donde yo nací en la ciudad donde crecí. Ahora que los Juegos de Londres están aquí y el planeta entero ha visto la ceremonia de apertura, no puedo dejar de recordar una experiencia fantástica, sobre todo porque la televisión española está mostrando numerosos programas para conmemorar el 20 aniversario de los Juegos de Barcelona.

Recuerdo que ese viernes 25 julio me desperté muy temprano en la mañana porque no podía dormir. Fue porque hacía un verano extremadamente caluroso en Barcelona y las habitaciones en la Villa Olímpica no tenían aire acondicionado. Y también fue porque el día antes el Comité Olímpico había anunciado que no todos los atletas y oficiales podrían tomar parte en la ceremonia de apertura debido a la limitada capacidad del estadio. Todo el mundo estaba muy nervioso porque una de las experiencias más importantes de la participación en los Juegos es la posibilidad de marchar en la ceremonia de apertura. Fui a desayunar alrededor de las 7 de la mañana después de correr alrededor de la Villa Olímpica durante 30 minutos. Porque tenía hambre, pero también porque el restaurante oficial era uno de los pocos lugares en la Villa con aire acondicionado. Nunca olvidaré aquel desayuno: era una mañana muy tranquila, con muy pocas personas en el restaurante y me senté justo al lado de una de las atletas más bellas y en forma de los juegos: Marlene Ottey, una velocista jamaicana.

Después de un desayuno agradable y tranquilo quedé con Paulina Sepúlveda, la única jugadora chilena que clasificó para jugar en los Juegos Olímpicos y que yo entrené en la Bollettieri Tennis Academy durante más de un mes. Ha sido la única jugadora sin ranking WTA, que consiguió llegar al cuadro final de los Juegos. No tenía ranking ya que sólo ocho meses antes de los Juegos dio a luz a su primer hijo. Fue un esfuerzo notable por parte de Paulina convertir su sueño de participar en los Juegos Olímpicos en una realidad. A pesar de que perdió en la primera ronda contra la italiana Sandra Ceccini, se sintió muy satisfecha… ella era una de los 32 jugadoras privilegiadas que llegaron a los Juegos Olímpicos, participó en la Ceremonia de Apertura y vivió el sueño olímpico. Paulina y yo fuimos a la parada de autobús que nos llevaría al centro de tenis. Yo estaba sentado en el suelo esperando el transfer, cuando alguien me tocó en el hombro y dijo: «Oye Panch, ¿qué estás haciendo aquí tio?». Era Jim Courier, a quien había conocido en la Academia de Bollettieri en Florida. Esa es la parte del espíritu olímpico, te encuentras con los mejores atletas de la historia en un ambiente relajado e informal.

Después del entrenamiento en pista durante unos 90 minutos y una sesión de estiramientos muy cuidadosa volvimos a la Villa Olímpica. Sólo había un tema de conversación en el autobús: ¿quiénes marcharían en la ceremonia de apertura? Seguimos nuestro camino para almorzar en el mismo restaurante donde yo estuve desayunando por la mañana. Estaba lleno, con cerca de 2000 personas de todas las nacionalidades, religiones, creencias, procedencias y categorías deportivas. Nos sentamos junto al resto de la selección chilena preguntándonos quién de nosotros iba a ser elegido para estar en el desfile. Cuando estábamos a punto de terminar el Jefe de Delegación se acercó a nuestra mesa y dijo con una voz profunda y grave: «¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Por qué no se está preparando?” y todos respondimos: “¿Preparándonos para qué?” «La ceremonia de apertura, están en la lista. Vamos, ¡vayan a buscar los uniformes y estén listos en 1 hora!». Estaba sorprendido y casi temblando por la emoción. Fui corriendo hacia el teléfono más cercano para llamar a toda mi familia y pedirles que estuviesen delante de la televisión.

Fuimos corriendo a la oficina del Comité Olímpico de Chile en busca de nuestros uniformes. Mis pantalones de chándal eran demasiado largos y los zapatos 3 o 4 tallas más grandes que la mía. Paulina me ayudó a grapar los bajos de los pantalones y poner un poco de algodón dentro de los zapatos. Sencillamente no me importaba nada de eso, estaba de camino a uno de los momentos que siempre soñé cuando era un niño, pero nunca me imaginé que iba a convertirse en realidad en tan sólo un par de horas. Nos pidieron que subiésemos a los autobuses que nos llevarían al estadio y al entrar en el autobús, Ray Ban dio a cada participante unas gafas de sol diseñadas especialmente para la ceremonia. Los autobuses cruzaban el centro de Barcelona y fuimos recibidos por la gente en las calles como héroes… Fue una sensación espectacular de hospitalidad. Después de más de una hora llegamos al Palau Sant Jordi, que es una instalación cubierta justo al lado del Estadio Olímpico, donde todos los equipos se quedaron hasta que llegase su turno para salir en el desfile.

Tuvimos que ver el comienzo de la ceremonia en las pantallas del Palau. Por suerte, Chile fue uno de los primeros equipos en marchar, ya que va por orden alfabético. Estábamos programados antes de China, uno de los equipos más grandes. Recuerdo que entré en el túnel que va directamente a la hierba del estadio, y a medida que nos acercábamos a la puerta, la adrenalina estaba subiendo literalmente por las nubes. Cuando estábamos por entrar en el estadio, los chicos de «Fura dels Baus», que actuaron en el show inicial, entraron en el túnel con lágrimas y abrazándose. Una de las chicas que llevaba un traje muy raro me agarró por los hombros y me dijo: «vamos colegas, mostrad alguna emoción, 3000 millones de personas en todo el mundo están a punto de veros». Esa fue como un despertar para mí, era el momento de la verdad, ya estaba allí y en cuestión de segundos mi sueño iba a convertirse en realidad. Mi corazón latía muy rápido, pensé en mis padres y en toda mi familia en Chile, sentados delante de la televisión. Cuando fue el momento de marchar, el personal de RTVE, los funcionarios y los voluntarios olímpicos nos motivaron: «Vamos chicos, es vuestro turno», «id a por ello», «disfrutad del momento, sonreíd, saludad a la multitud».

«Oh, Dios mío, esto es increíble!» – Ése era mi único pensamiento mientras entraba en el estadio. Al pasar frente a la Zona VIP recuerdo haber visto al Rey Don Juan Carlos y la Reina Doña Sofía, la Presidenta de Chile, Nelson Mandela, al Presidente Samaranch, y muchos otros líderes saludando a todos nosotros; al igual que tipos como Arnold Schwarzenegger, Kevin Costner y muchos otros. No podía sentir mis pies, quizás porque los zapatos eran demasiado grandes, pero me gusta pensar que fuera porque yo estaba como flotando mientras marchábamos por todo el estadio. Ocupamos nuestro lugar dentro del campo esperando que más de 180 naciones marcharan y se alinearan. Nos saludaron personalidades como el príncipe Felipe con la bandera española, Carl Lewis y el Dream Team de la NBA entre muchísimos más atletas legendarios. Hubo participantes de algunos de los países más desconocidos del planeta, muchos de ellos llevando algunos de los trajes tradicionales u olímpicos más raros y extraños.

Los momentos más significativos e inolvidables para un deportista estaban a punto de llegar. Todo comienza con la llegada de la antorcha olímpica al estadio y la emoción de descubrir quién va a llevar el fuego en la última etapa antes de la llama olímpica sea encendida. Todos los equipos y los participantes de pie en campo hicieron un pasillo para que José Antonio San Epifanio, una estrella del baloncesto español, llevara la antorcha de un extremo al otro de la cancha en su camino hacia el pebetero. Recuerdo que todos estábamos cogidos de la mano, algunos llorando o temblando, pero desde luego todo el mundo totalmente emocionadísimo. En cuanto Epi llegó a la final del pasillo, encontró a Antonio Rebollo, un arquero paralímpico, el atleta elegido para disparar una flecha encendida hacia el pebetero para encender la llama olímpica. Cuando Antonio se preparó para disparar la flecha, todos estábamos cogidos de la mano o abrazados en un silencio absoluto. Uno podía sentir la tensión y la adrenalina en todo el estadio y estoy seguro de que todos pensamos «¿qué pasa si falla?», Antonio disparó la flecha y pareció una eternidad, con el corazón latiendo más rápido que durante los entrenamientos, hasta que llegase al pebetero. Antonio no falló y el Fuego Olímpico marcó la apertura oficial de los Juegos de Barcelona. Todos los que estábamos en el estadio y millones alrededor del mundo estallamos de alegría y una sensación de alivio nos recorrió el cuerpo porque la flecha llegó directa al pebetero.

Veinte años después esas imágenes en la televisión todavía me hacen llorar. Fue un momento muy emotivo y la ceremonia de apertura de Londres fue tan significativa y hermosa como la que me siento muy orgulloso de haber vivido. Les deseo a todos los londinenses la mejor de las suertes en sus terceros Juegos Olímpicos con la esperanza de que para las próximas 2 semanas estas Olimpiadas ayuden a la gente a olvidar los problemas a las que se enfrenta nuestra sociedad y anime a todos a pensar «Citius, Altius, Fortius».

Mis Vinos Olímpicos

En 1992 poco vino podíamos beber al estar inmersos en los Juegos y teníamos que entrenar dos veces al día. No obstante, recuerdo que el día que Paulina Sepúlveda quedó eliminada, para nosotros empezaban las vacaciones y celebramos nuestra andadura olímpica con otros miembros del equipo chileno y algunos amigos. Los dos vinos que bebimos fueron Valbuena 5º Año de 1980 y un Casillero del Diablo Cabernet Sauvignon que creo era de 1990. La unión de un vino español y oros chileno fue pura coincidencia pero tuvo un cierto significado al estar en España con el equipo chileno. La verdad es que los disfrutamos muchísimo con una buena parrillada de carne.

Para ver la Ceremonia de inauguración de Londres 2012 los vinos fueron algo diferente al no tener la responsabilidad de estar involucrado en los JJOO, ni de que entrenar, ni tener que trabajar al día siguiente. Nos juntamos con un grupo de amigos y a medida que transcurría la ceremonia fuimos disfrutando de los siguientes vinos:

  1. Nyetimber Classic Cuvee 2005 – espumoso inglés
  2. Shaya Habis 2010 hecho por Bodegas Shaya en Rueda
  3. Ferrer Bobet 2008 de Priorat
  4. Manso de Velasco 2009 de Miguel Torres en Chile
  5. Jorge Ordoñez Nº3 de Málaga

Foto: Clausmatron

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