Gazpacho y salmorejo, platos sanos y refrescantes

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Estas dos sopas frías solo comparten algunos ingredientes en su elaboración

En estos días de tanto calor, es fácil darse cuenta de por qué nos gusta tanto el gazpacho y el salmorejo. Ligeros, saludables y refrescantes, ambos platos son ideales en épocas de temperaturas altas. Pero, ¿conoces las diferencias entre estas dos sopas de tomate?

El gazpacho tiene sus orígenes en el siglo VII durante la época de Al-Ándalus. En ese momento no llevaba hortalizas, sino que estaba compuesto por pan remojado en agua, aceite y vinagre con almendras o ajo. De hecho, no fue hasta el siglo XIX que adquirió su color rojo, ya que los conquistadores trajeron hortalizas como el tomate cuando volvieron a Europa de las Américas.

¿Cómo se diferencian el gazpacho y el salmorejo?

Aunque muy parecidas en apariencia y sabor, hay diferencias muy concretas entre estas dos sopas frías.

En primer lugar, la diferencia más marcada entre los dos es que el gazpacho lleva muchas más hortalizas que el salmorejo. Mientras los dos llevan tomate, aceite de oliva, vinagre, ajo, sal y pan, solo el gazpacho se prepara con cebolla, pepino y pimiento.

¿Cuáles son las recetas más tradicionales del gazpacho y el salmorejo?

 Además de las versiones más tradicionales, existen muchísimas variaciones de estas dos recetas.

 En cuanto a la elaboración del gazpacho, debería llevar un kilo de tomates maduros, una cebolla, un pimiento rojo pequeño, 60 gramos de pepino pelado, un diente de ajo, una rebanada de pan, tres cucharadas de aceite de oliva, tres cucharadas de vinagre de Jerez, 120 ml de agua y sal.

Todo esto se tritura con una batidora, esperando al final para añadir sal, vinagre y aceite de oliva (en ese orden). Se puede pasar por un colador fino para eliminar las semillas y la piel del tomate.

Para preparar el salmorejo de manera más tradicional, se necesita un kilo de tomates maduros, un diente de ajo, 200 gramos de pan cateto, tres cucharadas de aceite de oliva y sal. Se tritura los tomates, el ajo y el pan. Al final, se echa el aceite de oliva y la sal (sin dejar de triturar para emulsionar el aceite), y también es recomendable que se pase por un colador fino.

El salmorejo se suele servir con un huevo duro picado y jamón serrano en trocitos. Se puede añadir un poco más de aceite justo antes de comer.

Como se ve, tanto el gazpacho como el salmorejo son muy fáciles de preparar, además de ser un alimento muy sano y refrescante, justo lo que nos pide el cuerpo en los meses más calurosos.

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