Tamales, un plato típico de México

Compartir


En el país mexicano existen unas 500 variedades de este delicioso alimento

La palabra tamal proviene del nahuatl tamalli (envuelto) y hace referencia a una especie de panecillos de maíz cocidos al vapor. Para su preparación, generalmente se bate manteca de cerdo, harina de maíz nixtamalizado (tratamiento que se le da con óxido de calcio), agua o caldo y sal. Se busca una mezcla muy esponjosa, rellena de alguna salsa, carne (cerdo, pollo o pavo) y se envuelve en hojas de totomoxtle (hoja seca de maíz), maíz tierno o plátano para su posterior cocción.

En el centro del país suelen tener una forma alargada y los rellenos más comunes son la salsa verde (a base de tomatillo verde) con carne o queso; el mole (salsa elaborada con chiles secos y chocolate principalmente) con carne; o las rajas de chile jalapeño y quesillo (queso fresco en hebras, parecido al queso mozzarella). Pero no podemos dejar de lado aquellos tamales con relleno dulce como los teñidos de rosa con pasas, piña o cacahuetes.

A pesar de la tradición, los tamales se han adaptado a las nuevas tendencias. Los hay rellenos de fresas, zarzamora, queso crema, chocolate de metate (instrumento precolombino utilizado en la molienda de chiles y semillas) y hasta golosinas. Algunos más con salsas de mezcal, tequila o pulque (bebida fermentada derivada del maguey o agave); los que fueron teñidos con los colores del arcoíris; o las roscas de tamal (la misma masa descrita anteriormente, pero cocida dentro de un molde). Incluso es cada vez más común encontrar opciones que nos remiten a los orígenes veganos del tamal y se rellenan de setas, judías, quelites (hojas tiernas de diferentes hojas comestibles) o tofu.

Otras variaciones populares, son “la guajolota” (emparedado de tamal dentro de un bolillo, pan felipe o pan francés) y el tamal frito. Este último se elabora, en muchas ocasiones, para evitar el desperdicio. Podemos freír aquellos que se han enfriado y adquieren una textura muy suave rodeados de una corteza crujiente.

Cuando comemos tamales, es común acompañarlos con atole (bebida a base de leche o agua y harina de maíz). Sin embargo, al ser alimentos muy calóricos, se pueden acompañar con un buen té o un café de olla (preparado con canela y raspadura).

Algo muy particular sucede con el consumo de tamales en México. A pesar de ser un alimento al que se tiene acceso de manera cotidiana, también es una comida íntimamente ligada a festejos debido al sincretismo religioso.

Como ejemplo tenemos la celebración del día de la Candelaria. El ritual comienza el 6 de enero al partir la rosca o roscón de reyes. Quien encuentre la figurilla del niño Jesús se convierte en su padrino y su deber es preparar o comprar tamales para los convidados a la celebración.

La presencia de los tamales se justifica debido a que el mes de febrero marcaba el nuevo año para los mexicas, también conocidos como aztecas. Tiempo de agradecimiento a los dioses Tlaloc (dios de la lluvia), Calchiuhtlicue (diosa de ríos, lagos, lagunas y mares) y Quetzalcoatl (dios del viento, la lluvia, creador del mundo y la humanidad). Bajo el concepto de que el hombre fue creado a partir del maíz, las ofrendas consistían, principalmente, en elaboraciones derivadas de este cereal.

Ver: MAÍZ DE JALA, EL MÁS GRANDE DEL MUNDO

Síguenos en TwitterFacebookInstagram o recibe nuestras noticias pinchando aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close
The Gourmet Journal © Copyright 2022. Todos los derechos reservados.
Close

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies