El mundo de la coctelería se va posicionando en nuestro país con la figura del bartender profesional. Sumérgete en la coctelería orgánica.
La coctelería en su concepto actual vive posiblemente la época “más dorada” de su historia gracias a algunos bartender que han logrado romper una imagen de clasicismo un tanto rococó y “casposo” que se transmitía hacia el cliente final con una sensación de reglas demasiado estrictas, falta de hacer volar la imaginación o imposibilidad de desdoblar los clásicos combinados en nuevas elaboraciones llenas de diversión, alegría o desenfado. Pero ese momento por fortuna, ha pasado.
El saber hacer un buen Mojito o Manhattan ya es algo que se da por obvio. Ahora después del boom de la mixología molecular, el resurgir del estilo Tiki, el por fin realizar maridajes con cócteles, crear todos los productos en sus bares de servicio (craft bartending) o la interacción de su versión acrobática (Flair), llega la coctelería orgánica con los bartenders londinense a la cabeza mundial.
El procesar diferentes pétalos de flores, cítricos, frutos silvestres e incluso raíces para crear nuevas esencias, el buscar la combinación con zumos de frutas tropicales no utilizados usualmente o el retorno en confeccionar sus propios licores bases y/o bitters utilizando ingredientes Km 0, hacen que las creaciones de algunos grandes de la coctelería española como Diego Cabrera, David Ríos, Gioacomo Giannotti o Javier de las Muelas, tengan vida propia dependiendo de la estacionalidad de los productos utilizados.
En nuestra provincia uno de los referentes es el bartender, Dimitri Ringuey, de Freudenhaus Cocktails (Marbella).