El carácter de Celeste Crianza hace de este tinto el aliado perfecto para los menús festivos
Se acerca la Navidad y la tradición manda que amigos y familiares se reúnan en torno a una mesa donde las copiosas comidas son las protagonistas, habitualmente acompañadas de los mejores vinos. Pero no siempre se acierta y es entonces cuando un mal maridaje acaba con la mejor de las recetas.
Aunque no hay reglas estrictas, entre vino y plato debe existir cierta armonía, sin perder nunca de vista las preferencias personales. Si no eres un experto sumiller, lo mejor es apostar sobre seguro. Y para ello, te proponemos un vino que atesora la frescura, la emoción y la intensidad de una noche estrellada: Celeste Crianza.
Elaborado con la tradicional tinta fina (tempranillo), procedente de viñedos a casi 900 metros de altura sobre el nivel del mar, en la que se asienta Pago del Cielo. En esta bodega, ubicada en la localidad vallisoletana de Fompedraza, el proceso de elaboración del vino no tiene secretos. Junto a la uva, los principales ingredientes son la pasión, el compromiso con el trabajo y el conocimiento técnico de un equipo liderado por el enólogo Juan Ramón García.
Con doce meses de crianza en barricas de roble francés, Celeste Crianza, el primer Ribera del Duero de la familia Torres. Opulento y brillante como el cielo que arropa los viñedos de la Ribera del Duero, es un tinto generoso en expresión frutal, con cuerpo voluminoso y firme estructura.
Estas características lo convierten en el acompañamiento ideal de numerosas recetas navideñas, como el lomo de cerdo a las finas hierbas, el solomillo Wellington, el pavo con frutas silvestres, confitado o relleno, el cordero al tomillo, el rabo de toro caramelizado o el capón relleno.
Para los que opten por menús más ligeros, Celeste Crianza es el aliado perfecto de la quesadilla vegetariana con Hoja Santa, el Mole Verde con setas de temporada, la berenjena rellena con parmesano o la lasaña de verduras y piquillos rellenos.
Y si eres de los que arriesgas con los menús, reúne a tus amigos alrededor de un buen chile con carne y un buen bol de tortitas de maíz, nachos y unas botellas de Celeste Crianza. Una combinación ganadora, gracias a que la parte frutal de este vino y su buena acidez refrescarán tu boca.
Celeste Crianza es también ese vino estelar que te acompañará en esos pequeños instantes de felicidad, como cuando escuchas tu música favorita, ves una gran película o lees un buen libro. Momentos en los que paladear solo o en compañía la sedosa frescura del vino que madura cerca del firmamento.
Síguenos en Twitter, Facebook, Instagram o recibe nuestras noticias pinchando aquí.
